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Me celebro a mí mismo,
y cuanto asumo tú lo asumirás,
porque cada átomo que me pertenece,
te pertenece también a ti. [...]
Walt Whitman. Hojas de Hierba.
martes, 22 de octubre de 2013
martes, 9 de julio de 2013
viernes, 19 de abril de 2013
"Me abraso en amores": descubren en Toledo una carta de amor de hace más de 300 años
EL HUFFINGTON POST | Por Isabel Alonso Matías
Ni las guerras ni el paso del tiempo. El amor todo lo puede. El que Alfonso Vargas confesó sentir por María de Sierra en una carta escrita hace más de 300 años será además eterno en internet y las hemerotecas. "Me abraso en amores, y así, querida mía, digo que en ausencia como en presencia, siempre me abraso", confesaba este hombre desconocido en una misiva en la que se deshacía en atenciones hacia su amada. Vargas la escribió en Toledo el 29 de octubre de 1700, pero su contenido no ha trascendido hasta ahora, a pesar de que permaneció intacta durante más de tres siglos.
Este mensaje -que puedes leer íntegro a continuación- fue descubierto hace 25 años en una casa en la capital manchega. La nueva propietaria, en medio de las obras de remodelación del edificio, vio un hilo que salía entre dos vigas. "Tirando, tirando, salió la carta, enrollada como un canutillo", explica Manuel Palencia, el historiador de laAsociación Cuéntame Toledo que acaba de descifrar el texto.
"Es castellano antiguo, faltan letras, incluso palabras", comenta Palencia a El Huffington Post, "por eso me pidieron que lo tradujera".
No se sabe quiénes son los enamorados. Tampoco se sabe si los sentimientos de Alfonso fueron correspondidos. Tan sólo hay una decena de palabras entre las que él insta a la muchacha a responder al día siguiente y reconoce: "Nací para servir a Vuesa Merced". Pero Palencia a se aventura a dar un contexto al mensaje. "Seguramente María guardó esta carta porque sería la primera vez que Alfonso le declaraba abiertamente su amor", explica animado.
La única certeza que deja el papel es la fecha. Datada el 29 de octubre de 1700, tres días antes de que la historia de España diera un vuelco, esa amor nació en una España en la que ni siquiera estaban los Borbones en el trono. Carlos II, el último de los Austrias murió el 1 de noviembre ese mismo año, y con él empezó una de las guerras más cruentas de nuestro país, la de Sucesión.
La nueva propietaria de la carta -una profesora retirada- ha decidido conservarla, según el historiador. En sus manos queda una historia de amor de hacer 300 años que vuelve a cobrar vigencia.
LA CARTA ÍNTEGRA:
Ya que he merecido, de manos de vuestra merced, tan gran favor, es necesario que me sepa aprovechar de él. Lo primero que respondo es que yo nací para servir (a Vmd.) pero no para mandar; lo segundo, digo que el no haber hecho lo que Vmd. me mandó ha sido por causa de no avispar y así pido perdón de lo mal hecho. Lo tercero, digo que cuanto más me cansase Vmd. recibiré tanto más favor, y he estimado mucho el favor de haberme alcanzado los papeles. Y a Pepita, cuando Vmd. la bese, le dará Vmd. dos besos más, uno por mí, y otro por D. Juan, y como dije en cuanto a la letra, no la he visto mejor de mujer, y lo que encargo es que se acuerde de mí estando ausente, y para qué se han de gastar entre los dos circunloquios, porque es mi afición tanta a Vmd. que me abraso en amores, y así, querida mía, digo que, así en ausencia como en presencia, siempre me abraso, y si mucho me estima Vmd. mucho más estimo, y amo a Vmd. Sea la gracia a Vmd. y felices siglos.Toledo y octubre, a 29, 1700.
Tu amante del corazón.
D. Alfonso Vargas y Montes
La mi Señora y querida Dª. María de SierraPor haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con Vmd.
Para mañana, siendo Dios servido, espero la respuesta.
jueves, 14 de marzo de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
Como humo en la boca
Como humo en la boca
se deshace la vida en mil volutas.
Girando se van, como las horas,
en piruetas artísticas maravillosas o
en temibles monstruos incorpóreos.
Un placer engañoso al principio
se transforma en amargo paladar.
¡Lo que tanto nos gustó antaño,
en veneno se ha transformado hogaño!
La vida se consume inmisericorde,
tóxica e imparable:
mancha amarilla en los dedos y oscura en el alma.
Josefa
se deshace la vida en mil volutas.
Girando se van, como las horas,
en piruetas artísticas maravillosas o
en temibles monstruos incorpóreos.
Un placer engañoso al principio
se transforma en amargo paladar.
¡Lo que tanto nos gustó antaño,
en veneno se ha transformado hogaño!
La vida se consume inmisericorde,
tóxica e imparable:
mancha amarilla en los dedos y oscura en el alma.
Josefa
martes, 19 de febrero de 2013
jueves, 3 de enero de 2013
Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco *...Artículo publicado en La Vanguardia, escrito por la periodista Ángeles CasoSerá porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Paseo por Gijón con el Sr. X
Su rastro se puede
seguir a través de grafitis cargados de humor e ironía
Pablo Picasso con un
espray de pintura, imaginado por Sr. X en Gijón.
Al Sr. X no le salen con facilidad las palabras. Por no decir, no dice ni
su nombre y su origen lo sitúa en la Interzona, ese no lugar imaginado por su
admirado William Burroughs. El Sr. X tiene su
propio lenguaje, pero en lugar de palabras utiliza espray ypinceles. Sus ideas transitan de madrugada por
aceras y paredes en forma de grafitis que animan las calles de Gijón con arte e
ironía, pero también se puede seguir su rastro en París, Madrid, Barcelona y
Colonia.
Para sus trabajos emplea el stencil, plantillas que se
adhieren a la pared y se pulveriza aerosol encima. “Es la forma más antigua de
pintar. Es la pintura de las cavernas, donde el contorno de las manos era la
plantilla”, explica. Sus intervenciones rondan la treintena, aunque vienen con
fecha de caducidad. Desaparecen con frecuencia bajo la bayeta de la autoridad.
“Es efímero, lo borran, bien, así el street art se va renovando”,
admite. Nocturnidad y anonimato acompañan a este artista urbano mientras
trabaja, pero su fugaz galería merece un paseo a la luz del día por la ciudad
asturiana.
En el paseo nos encontraremos, en la Playa de Poniente, con una chica que desde el borde de una alcantarilla parece sugerir que en cualquier
sitio uno puede sentirse como en casa. Una puerta al submundo por la que, si
permanecemos atentos, veremos deslizarse a un cocodrilo en las cercanías del Club de Vela.
El recorrido prosigue por el Puerto Deportivo hasta la Punta de Lecquerica,
donde la mirada de la
chica de Bowman sobrevuela la bahía. Es este uno de los
rincones favoritos del Sr. X, que manifiesta su atracción “por los sitios
degradados, por la textura de lo viejo”. Y allí donde el mar castiga al malecón
intercambiaban opiniones Alf y
Bukovsky. “Pues yo prefiero a Ken Follet”, proclamaba el
extraterrestre. Un fascinantecollage urbano que avanza entre
farolas camufladas como habanos,
ilustraciones de El Principito en señales de tráfico y mensajes contra la sociedad de consumo.
Carácter reivindicativo, pero con humor: “Son pequeños gags visuales, para
que la gente los vea y se alegre un poco”, propone su autor. El Arte Pop, la
Generación Beat o Camilo José Cela son algunos de los referentes privados de
este señor del arte urbano, el mismo que imaginó a Picasso con un espray en la mano.
domingo, 16 de diciembre de 2012
'Odio y amo', la poesía amorosa de Catulo
Odio y amo
Quizá te preguntes
cómo puedo hacer eso.
No lo sé.
Pero es lo que siento,
y me torturo.
Quizá te preguntes
cómo puedo hacer eso.
No lo sé.
Pero es lo que siento,
y me torturo.
Catulo nació en Verona, en el año 87 a.C. y vivió en la Roma del fin de la
República. Era aquella la Roma de las conjuras, de las damas sibilinas y
bellas, de las fortunas inmensas amasadas a costa de los provinciales, de los
asesinatos políticos, de las batallas verbales en el foro. Catulo fue
contemporáneo de César a quien dedica unos cuantos versos, de Cicerón y de Publio
Clodio, el tribuno de la plebe que abandonó el patriciado y se convirtió en el
más representativo exponente de la juventud dorada revolucionaria. Con ellos se
relacionaba y seguramente no andaba escaso de opiniones políticas, pues en
algunos de sus poemas se dejan ver.
Pero sobre todo Catulo será siempre un poeta vivo por
todos aquellos versos amorosos y lascivos. Por los versos que hablan de la
pérdida y la melancolía. Lo será también por los más insultantes y burlones,
los que acusaban a su amada de entregarse a cualquiera en cualquier esquina. Su
pasión por Lesbia, su amante, todavía hace emocionarse al lector. Escuece y
quema. Los poetas antiguos no son lejanos recitadores que nada pueden decirnos.
No. Catulo habla con llaneza de las pasiones que seguimos sintiendo. Y habla
del despecho y de la agonía que es obligarnos a enterrar un amor perdido.
Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras,
y lo que está perdido, dalo por perdido.
y lo que está perdido, dalo por perdido.
Lesbia. Bajo ese nombre se esconde una de las damas aristocráticas más conocida en Roma, hermana de Publio Clodio y esposa Metelo Celer. Calificada de libertina y manipuladora, la más amada y la más odiada de las mujeres para nuestro joven poeta. Cuando habla de ella, de su pasión y su desdén, Catulo revive ante nosotros, con una potencia inmortal y contemporánea.
Lesbia continuamente me maldice,
pero no deja de hablar de mí jamás,
que me muera si Lesbia no me quiere.
¿Cómo lo sé?
Porque yo hago exactamente lo mismo
y que me muera si no la quiero.
pero no deja de hablar de mí jamás,
que me muera si Lesbia no me quiere.
¿Cómo lo sé?
Porque yo hago exactamente lo mismo
y que me muera si no la quiero.
A Catulo hay que traducirlo de forma cercana, sin temer usar las palabras
malsonantes y repetir las obscenidades o los insultos más crueles. Hay que
leerlo como son sus poemas en latín: rebosantes de vida y sin miedo a ofender a
los bienpensantes y a los mojigatos. Él seguro lo hubiese querido así.
Vivamos, Lesbia mía, y amemos:
los rumores severos de los viejos
que no valgan ni un duro todos juntos.
Se pone y sale el sol, mas a nosotros,
apenas se nos pone la luz breve,
sola noche sin fin dormir nos toca.
Pero dame mil besos, luego ciento,
después mil otra vez, de nuevo ciento,
luego otros mil aún, y luego ciento…
Después, cuando sumemos muchos miles,
confundamos la cuenta hasta perderla,
que hechizarnos no pueda el envidioso
al saber el total de nuestros besos.
los rumores severos de los viejos
que no valgan ni un duro todos juntos.
Se pone y sale el sol, mas a nosotros,
apenas se nos pone la luz breve,
sola noche sin fin dormir nos toca.
Pero dame mil besos, luego ciento,
después mil otra vez, de nuevo ciento,
luego otros mil aún, y luego ciento…
Después, cuando sumemos muchos miles,
confundamos la cuenta hasta perderla,
que hechizarnos no pueda el envidioso
al saber el total de nuestros besos.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Un gato no
Venían de un
largo viaje y estaban cansados.
El sofá se les apareció como un tesoro familiar
donde hundir sus marchitas
existencias.
Habían ido despojándose de prendas y sembrando
con ellas los caminos transitados,
y llegaron a casa prácticamente desnudos.
El calor del hogar ya no era como antaño,
apenas caldeaba la sangre dormida, pero
aun así les resultó confortable pues venían
del frío de la vida.
Allí se dejaron caer y abrazaron sus manos
cual último reducto
conquistado y se
miraron a los ojos, y el temor se reflejó
en ellos…
Nada les quedaba de antaño y un campo desolado era su hogar
porque ya no había alegría, ni esperanza, y aún menos romanticismo, o ilusión por vivir.
Solo había un viejo sofá de colores desvaídos que soportaba
estoico el peso de aquellas sombras vacías.
Un gato no saltaba sobre el respaldo ni dejaba sus huellas
en el suelo polvoriento.
Tal vez, no había puerta para cerrar.
Ni para salir.
Josefa
viernes, 9 de noviembre de 2012
DEMUESTRA QUE NO ERES UNA BRUJA
Miles de personas, sobre todo mujeres,
son acusadas de brujería en Nepal
Es una maldición que puede acabar con
sus vidas.
A Ranwati Chowduri la
llaman bruja. Porque, cuando una de sus familiares enfermó, un
chamán aseguró que la dolencia estaba provocada por un maleficio que ella le
había lanzado. Para descubrir la procedencia de la magia negra que mantenía
postrada en la cama a la mujer, el curandero utilizó una curiosa técnica:
cuando la fiebre hacía delirar a la enferma, él le zurraba. “Con cada golpe
solo decía una palabra: mi nombre”, recuerda Ranwati con un escalofrío. Para
los habitantes del poblado en el que reside esta mujer de 38 años, situado en una
remota zona del extremo oriental de Nepal, la relación causa-efecto resultó muy
clara. “Me acusaron de haber provocado su dolencia”.
A partir de entonces, la
vida de Ranwati se convirtió en un infierno. “Incluso mi marido me gritaba, y
quiso echarme de casa”. Pero se armó de valor y decidió dar la cara. La única
solución en un poblado en el que la mayoría es analfabeta y jamás ha pisado una
escuela era someterse a la prueba que propuso el chamán para salir de dudas:
propinaría otra paliza a la mujer convaleciente; si las magulladuras aparecían
en el cuerpo de Ranwati, se demostraría que esta era la culpable de su
padecimiento. Ambas accedieron. A la enferma estuvo a punto de enviarla
directamente a la tumba, pero el cuerpo de Ranwati continuaba inmaculado. Así
que el santón la declaró inocente.
Pero ahí no acabó su
odisea. El pueblo comenzó a sospechar, y finalmente decidió que Ranwati había
sobornado al chamán. “Todos creyeron a una mujer que dijo que me había visto
con dinero ese día”. Así que el jefe del poblado, generalmente la persona más
adinerada o influyente, decidió recurrir a la justicia popular, que consiste en
una asamblea presidida por él y que conforma el órgano en el que se dirimen las
disputas en primera instancia. “Se formaron tres grupos: uno que me apoyaba,
otro que estaba en mi contra y un tercero de indecisos que quería repetir la
prueba”. Ganó el último, y una vez más la enferma tuvo que pasar por un
calvario.
En esta segunda ocasión, al exorcista no se le ocurrió otra cosa que quemar
con cigarrillos a la víctima del supuesto conjuro. Una vez más, para culpabilizar
a Ranwati era imprescindible que las quemaduras apareciesen en su cuerpo.
Lógicamente, eso no sucedió, y su inocencia quedó nuevamente certificada. O así
debería haber sido, porque, aunque nadie se atreve ya a acusarla directamente,
lo cierto es que la mujer ha sido segregada de la comunidad. “Tienen un pacto
secreto para volver a culparme en cuanto suceda algo negativo en el pueblo, y
me han dicho que me darán de comer heces y me harán beber orina. Yo estoy
tranquila, porque sé que no soy una bruja, y ya les he dicho que si consiguen
probar lo contrario, comeré lo que tenga que comer”. Y si los vecinos se
sobrepasan, acudirá a la policía.
El caso de Ranwati roza
el surrealismo, pero es frecuente en los países del subcontinente indio, donde
diferentes factores se alían para crear situaciones propias de la Edad Media.
“La superstición y la falta de formación son el caldo de cultivo perfecto para
que la envidia o el odio se canalicen de esta forma contra quienes generalmente
son los eslabones más débiles de la sociedad: mujeres solas, en muchos casos
viudas, pertenecientes a los grupos de intocables Dom y Mester”, explica Ram
Kumari Das, presidenta de la Asociación de Mujeres de Siaraha Lahan, la
comunidad en la que reside Ranwati, que recibe apoyo deAction Aid
Nepal y de su organización hermana Ayuda en Acción
España. “La población cree en la magia blanca de los chamanes para
la curación de todo tipo de enfermedades, y eso lleva a que la mayoría también
crea en el mal uso que se puede dar a esos poderes”. Las acusaciones se pueden
lanzar sin prueba alguna y, en ocasiones, las consecuencias resultan fatales.
Es el caso de Dengani
Mahato, una mujer de 40 años cuya muerte en febrero provocó gran consternación
en el
país del Himalaya. Había sido acusada de brujería tras la
muerte de un niño que residía cerca de su choza, y fue ajusticiada por una
decena de hombres que la apalearon antes de rociarla con queroseno y prenderle
fuego delante de su hija de nueve años. La quemaron viva, y ni siquiera querían
permitir que la policía recuperase el cuerpo para realizar la autopsia. El
primer ministro nepalés, Baburam Bhattari, anunció una compensación de un
millón de rupias (en torno a 10.000 euros) para los dos hijos de Dengani, y
pidió a la población que no confíe en los chamanes. Sin éxito.
“Los casos van en aumento”,
sentencia Ram. “En nuestro distrito tenemos documentados casi 40 en los últimos
tres años, pero solo uno ha llegado a los tribunales y nadie ha sido castigado.
Generalmente, la policía no quiere involucrarse, y deja la justicia en manos de
los comités locales, quienes, aunque el código penal recoge castigos de hasta
dos años de cárcel para las personas que acusen a alguien de brujería, no
siempre fallan en favor de la víctima”. La ley en este país de cohesión
imposible es poco más que papel mojado y, por eso, la Asociación de Ram se
reúne cada mes para ofrecer consejo a las víctimas.
Panu Chowdury es una de
las últimas. “A un niño de mi pueblo le picó un escorpión. El chamán dijo que
el veneno era raro, que tenía mucha más fuerza de la habitual y que no podía
pertenecer al animal. Que había sido enviado por alguien que quería hacerle
daño. La madre me acusó de brujería”, cuenta. Fue suficiente para que una masa
enfurecida atacase su vivienda, destrozase el altar que tenía dedicado a Shiva
y le diese una paliza a su marido.
La Asociación de Ram
intercedió antes de que fuese demasiado tarde, y ofreció pagar 100.000 rupias
(algo más de mil euros) si se conseguía probar que Panu era una bruja. Pero si
no, los atacantes tendrían que abonar una compensación de dos millones (20.000
euros). “Consiguieron que depusieran su actitud”, recuerda Panu. “Pero no han
dejado de hostigarme. Incluso mi nuera me acusa de guardar un espíritu maligno
que terminará matando a su hermano”. La nuera y ella mantienen una disputa
económica, y la primera ha considerado que la acusación de brujería es la mejor
forma de hacer presión para salir victoriosa. “Me consta que ha pagado a un
chamán para que la ayude”, denuncia.
Mangal Paswen personifica la otra cara de estas historias. Es un exorcista.
Y cree sinceramente en la existencia de las brujas. En el porche de su casa
duerme el nieto que nació hace dos meses y su cuerpo está lleno de amuletos y
hierbas medicinales destinados a protegerlo de espíritus maléficos y de la
magia negra. “Mis dos nietos anteriores fallecieron, y temo que éste, que
también está enfermo, corra la misma suerte”, reconoce este hombre de 68 años,
que recibió los poderes sobrenaturales de un viejo santón cuando era niño,
durante los nueve días que dura el festival de Nourata, “el único momento en el
que uno puede convertirse en chamán”.
A Mangal le va bien el
negocio. Ofrece todo tipo de rituales, la mayoría para curar dolencias físicas
y psicológicas que debería tratar personal médico cualificado. Pero en Nepal
este escasea, y su ayuda es la única que muchos vecinos pueden costear. Lo
metafísico se impone. “Es casi imposible saber quién es una bruja, pero el
refranero dice que ‘cuando hay un leopardo, la cabra desaparece’. Así que si
una mujer llega a un lugar y sucede alguna tragedia, es evidencia suficiente”,
asegura. Él desentraña la verdad mediante ritos que le permiten entrar en
contacto con los espíritus y determinar qué deidad está irritada o quién ha
lanzado un maleficio, pero afirma que nunca fomenta la violencia. “Cuando
descubro a una bruja trato de convencerla de que deje de practicar magia
negra”. Eso sí, si no consigue su objetivo o la acusada no reconoce los hechos,
el chamán aboga por medidas extremas. “A las brujas hay que cortarles la nariz
y el pelo, y embadurnarles la cara de negro para quitarles sus poderes”.
Afortunadamente, Mangal
asegura que, gracias a curanderos como él mismo, muy pocas veces hay que llegar
al límite, y que cada vez hay menos juicios de brujería. Sin embargo, solo
durante la noche que este periodista pasa con él lleva a cabo dos rituales. En
el primero, el objetivo es hacer huir al fantasma de una bruja que está
volviendo loco a Ramashish Paswan, un adolescente que sufre brotes psicóticos.
“Cuando viene el chamán me encuentro mejor”, asegura él. La escenografía es muy
sencilla. Ramashish se sienta en un pequeño taburete a la entrada de la chabola
en la que está recluido, y Mangal masculla una retahíla de palabras
ininteligibles mientras agarra su cabeza y lo rocía con polvos vegetales. El
clímax llega con unas brutales convulsiones que el chamán sufre “en la lucha
contra el fantasma”, que escapa a campo través perseguido por Mangal. Con un
grito al borde de un arrozal concluye el espectáculo, que el pueblo ha seguido
en silencio sepulcral.
La noche acaba con otra escenificación teatral destinada a impedir que el
embrujo que sufre una madre enferma pase a la niña que sujeta en brazos. “Es un
tratamiento que llevará semanas”, le avisa el curandero frente a una multitud
expectante.
Aunque Mangal rehúsa
hablar de sus honorarios, las dos familias que han contratado sus servicios
aseguran haber pagado “todo lo que ha pedido”. Desde animales hasta tierras.
“Son gente muy poderosa en su comunidad. Muchas veces no cobran dinero, pero se
resarcen con propiedades e incluso con favores sexuales”, afirma Ram Kumari
Das, cuya asociación se las ve y se las desea para convencer, incluso a quienes
han sido acusadas de hechiceras, de que las brujas no existen.
De hecho, a Maya
Chowdury le ha costado convencerse de que no es una bruja. Porque su madre ya
era considerada eso antes de que ella naciera, y ha vivido toda su vida bajo
una sospecha que se convirtió en certeza después de que una niña enfermase tras
vestir ropa que ella había confeccionado. Tenía 23 años cuando incluso su
familia vio en ella al fantasma de su madre. Su marido, militar, la abandonó, y
la familia política la obligó a marcharse con sus dos hijas. Hace diez años que
vive en dependencias de la Asociación de Mujeres, donde ha descubierto que la
ley está de su parte.
Y ahora prepara el contraataque. “He
denunciado a mi marido, que se ha vuelto a casar. El juez me ha otorgado una
pensión para las niñas de 3.000 rupias al mes (30 euros), y exige a mi marido
que me dé parte de la tierra que teníamos”. Sin embargo, desde que este se fue
al extranjero en una misión de paz, Maya no ha visto ni una rupia, y peligra la
escolarización de sus dos descendientes, de 8 y 12 años. “Cuando regrese
volveré a demandarlo. Porque no somos brujas”.
martes, 30 de octubre de 2012
domingo, 28 de octubre de 2012
jueves, 25 de octubre de 2012
Con sentido
El otoño ha sacado, por fin,
sus ropas del armario
y orgulloso pasea entre charcos y brumas.
Un vago tufillo de melancolía
emerge del asfalto y se posa
en las hojas de los árboles que,
cansadas de la vida,
en el suelo sucumben.
Ya han completado su círculo
y ahora llega el momento de la gloria:
ser inmortalizadas en una foto turística,
acariciadas por un amante distraído
o barridas por un jardinero diligente.
Los ocres y amarillos hermosean
el gris otoñal y con ellos
la vida es menos rutina,
menos camino.
Todo tiene sentido en esta vida sin él.
Josefa
viernes, 12 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
CONTINÚAN LOS ATAQUES CONTRA LAS MUJERES
Los
talibanes tirotean a una chica de 14 años por defender el derecho a estudiar
Malala Yousafzai, que
vive en el valle del Swat, en Pakistán, ha recibido un balazo en la cabeza y se
encuentra grave
Ni noticias del
Gobierno, ni de las próximas elecciones. Todas las cadenas de televisión de
Pakistán han abierto hoy sus informativos con el ataque de los talibanes contra
Malala Yousafzai, una estudiante de 14 años. ¿Qué había hecho esta cría para
merecer su ira? Estudiar y defender el derecho de las niñas paquistaníes a
recibir una educación, también en su comarca, el valle del Swat, al noroeste
del país. El pistolero la ha alcanzado en la cabeza y fuentes médicas debatían
anoche -hora local- la conveniencia de trasladarla a Dubái para intervenirla.
Malala iba a abordar el
autobús de regreso a casa a la salida de su escuela en Mingora, la capital de
la comarca del Swat, cuando un barbudo ha preguntado por ella y tras
identificarla, ha disparado, según el relato policial difundido por las
agencias de noticias. Otras dos niñas también han resultado heridas. Nada más
conocerse la noticia, el primer ministro, Raja Pervez Ashraf, ha enviado un
helicóptero para llevarla al hospital militar de Peshawar, la capital
provincial. Las escuelas de su zona han anunciado que cerrarán mañana en señal
de protesta.
Y es que Malala es una
heroína local. Todo se remonta a 2009, cuando la BBC en urdu empezó a
publicar el diario que escribía. El blogreflejaba, con los ojos de una
niña de 11 años, el horror que había supuesto para su comarca el progresivo
control de los talibanes desde 2007.
“Cuando hacemos fila en
el patio por la mañana nos han dicho que no llevemos ropa de colores porque
podría molestar a los talibanes”, escribió Malala bajo el pseudónimo de Gul
Makai. En otra ocasión contó que iban al colegio con ropa de calle para que el
uniforme no delatara que eran estudiantes. “Escondíamos los libros bajo el
chal”, explicaba.
El valle del Swat, hasta
entonces uno de los destinos turísticos favoritos de los paquistaníes por sus
espectaculares paisajes, se transformó por completo bajo la férula de los
radicales islamistas. Dirigidos por un antiguo operador del único telesquí del
país, el tristemente famoso maulana Fazlullah, prohibieron la
música, organizaron tribunales, impusieron su ley y ejecutaron a
quien no la respetaba. También terminaron por cerrar las escuelas femeninas.
“Como hoy ha sido
nuestro último día de clase, hemos decidido jugar un poco más en el patio. En
mi opinión, la escuela volverá a abrir un día, pero cuando me iba he mirado al
edificio como si no fuera a regresar nunca”, anotó Malala ese día.
Su identidad solo se
conoció después de que el Ejército recuperara de nuevo el control del valle a
mediados de 2009. Entonces, el Gobierno la condecoró por su valor y también
recibió varios premios infantiles internacionales. Hija de un maestro, sus
padres apoyaron su campaña y se mostraron orgullosos de ella. Con el
reconocimiento, llegaron también las amenazas de los fanáticos.
Durante los tres últimos
años, la comarca ha estado relativamente tranquila, a pesar de algunos
atentados aislados. De hecho, miles de familias que huyeron de los talibanes
han ido regresando poco a poco. Pero los extremistas no han perdonado el
desafío de Malala.
“Era joven, pero estaba
promoviendo la cultura occidental”, ha justificado el portavoz talibán,
Ehsanullah Ehsan, en una llamada a Reuters para atribuirse la autoría del
atentado. Su uso del pasado indicaba que la daban por muerta.
Malala, que primero quería ser médico y
luego estudiar leyes para dedicarse a la política, estaba muy grave. Según un
comunicado del hospital militar de Peshawar, la bala le entró por la oreja y
llegó hasta el cuello. Tras examinarla, los médicos aconsejaron que sea tratada
fuera del país y el Gobierno estaba haciendo gestiones para su traslado, muy
posiblemente a Dubái.
miércoles, 3 de octubre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Del amor
ENRIQUE VILA-MATAS24 SEP 2012 - 19:11
¿Y qué decir del amor por un país extranjero? Parece una especie de
nacionalismo al revés: lo Distinto encanta, lo Idéntico aburre, lo Otro exalta…
Llevo años enamorándome de lo extraño, y este septiembre no ha sido la
excepción: septiembre viajero en el que vi lugares foráneos, mientras releía a
fondo El gran Gatsby (Anagrama), gran historia de amor.
"A mí me habían invitado de verdad", dice en ella Nick Carraway,
el narrador. Y ahora juraría que, como si se tratara de un lugar foráneo, es la
propia novela de Scott Fitzgerald la que me invita a
hablar aquí del amor. En ella hay una frase bien extraña que recientemente
comentó con agudeza Siri Hudvest en Una súplica para Eros (Circe):
aparece en la escena en la que Carraway, a petición de Gatsby, ha invitado a
Daisy a su casa para que así los antiguos amantes se reencuentren; cuando eso
ocurre y Nick les quiere dejar solos, ellos se resisten a que se vaya.
"Tal vez mi presencia les hacía sentirse más satisfactoriamente
solos", escribe Nick.
¿Qué puede significar ese "satisfactoriamente"? Para Hudvest
expresa la idea de que el amor, para existir, necesita ser visto. Posiblemente,
una pareja la componen tres personas. Y quizás estar enamorado sea un estado
tan inenarrable que solo un testigo pueda transformarlo en creíble, real.
El amor, está claro, es el único
sentimiento que introduce la idea del otro, el único que nos permite escapar de
la trampa de la identidad propia, de lo neuróticamente abocado a uno mismo.
¿Será verdad que uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es
única? Aquí no sabría qué decir. ¿Y es cierto que solo nos atraen las historias
de amor infelices? A esto puedo responder que se trata de un tópico que desmontan
novelas como Ada o el ardor, de Nabokov, donde sin cesar los
enamorados son inteligentes y, encima, desenfrenadamente felices, y nosotros
leemos la historia con notable entusiasmo. ¿O no?
¿Amor y belleza son conceptos idénticos? Quizás sí, pero tampoco está tan
claro. Stendhal, por ejemplo, viaja por Italia y se enamora de ese país con tal
fuerza que su coup de foudre adopta el rostro de una actriz
que canta en Ivrea el Matrimonio secreto de Cimarosa; esta actriz
tiene un diente delantero roto, pero la verdad es que eso importa poco para elcoup
de foudre. ¿O no nos acordamos ya de que Werther se enamora de Carlota,
entrevista por una puerta mientras corta rodajas de pan para sus hermanitos, y
esa primera visión, aunque trivial, le conduce a la más fuerte de las pasiones
y al suicidio?
Me atasco de pronto —el amor es un gran atasco, decía Chesterton— y acabo
volviendo a Daisy y Gatsby, a los que evoco sentados en los escalones de la
casa de su amigo Carraway, vigilados estrecha y "satisfactoriamente"
por este, que sigue las instrucciones de Daisy, que le ha pedido que esté bien
atento, "por si hubiera un incendio o una inundación".
¿Una novela leída recientemente y que me haya emocionado? Sin duda,Hace
cuarenta años, de Maria Van Rysselberghe (Errata Naturae). ¿De qué
personaje de ficción estuve enamorado? De Aida (Claudia Cardinale) bajando las
escaleras en La chica con la maleta de Valerio Zurlini. Y de
Anna Karenina, por supuesto. Inolvidable Anna en el tembloroso tren, leyendo
una novela inglesa con una pequeña linterna que sujeta en el brazo de su
butaca. En un vagón cercano viaja Vronsky, pero ella no lo sabe todavía. Es una
escena extraordinaria de la gran literatura: Anna, la novela y la linterna, el
iluminado tren cruzando la noche rusa, la conmovedora vida en movimiento.
Amor es sinónimo de incendio y noche rusa, pero también de absurdo y, por
supuesto, de humor. Juan Marsé recordaba el otro día una réplica en Pasión
de los fuertes, de John Ford, con Henry Fonda en este diálogo:
—Y tú, Mac, ¿nunca has estado enamorado?
—No, yo he sido camarero
toda mi vida.
lunes, 24 de septiembre de 2012
“La palabra"
Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben
y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las
derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan,
se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras
de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo
algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las
agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo
frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como
frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito,
me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como
estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como
restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se
cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una
reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… Tienen sombra,
transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto
rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas
y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué
buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos
andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas,
buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con
aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con
religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes
bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les
caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas,
las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos
perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron
todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.
“La palabra”, Confieso que he vivido, Pablo Neruda
(Buenos Aires, Losada, 1974)
miércoles, 19 de septiembre de 2012
El talento que viene
Los estudiantes más
brillantes de España son críticos con la educación y con la política
Un 80% elige carrera
de ciencias
“No somos la
generación del ‘botellón”
A los estudiantes con mejores notas de España lo que menos les gusta del
sistema educativo que ellos han conseguido sortear es la inestabilidad generada
por los cambios políticos; tampoco les agrada que el presupuesto no alcance
para prácticas, ni que haya tantos profesores desmotivados, más funcionarios
que pedagogos. Sin embargo, estos 100 estudiantes, que se han conocido en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander gracias a una beca obtenida por sus brillantes notas,
no se asustan ante la crisis: ya se han resignado a emigrar, sobre todo los que
están interesados en la investigación.
Con notas por encima de 9,82 y una selectividad promedio de 13 (sobre 14),
forman parte de la élite educativa nacional. No proceden de la misma extracción
social ni han superado iguales obstáculos. Pero tienen en común ser los mejores
de una época en la que se ha estigmatizado a muchos jóvenes como la generación
del botellón.
Viene de Ibiza, Baleares, y tiene 18 años. Estudió en el centro concertado
Nuestra Señora de la Consolación, donde finalizó con una media de 9,89.
Actualmente, Nuria Ribas Costa se prepara para conseguir una doble titulación,
en Periodismo y Derecho, en Barcelona.
Ha ganado varios premios de narrativa y poesía en sus años de estudios.
También es deportista y practica natación. Quizá por ello tiene escrito a fuego
el espíritu del esfuerzo y la superación “Si quieres algo tienes que ir a por
ello”. Le gusta escribir, pero sobre todo pintar, que es su válvula de escape.
Cree que la política
está desvirtuada como consecuencia de la crisis, y que la gente piense que la
situación es su culpa por vivir, supuestamente, por encima de sus
posibilidades; le desespera que la respuesta se limite a la queja. “Hay tantos
comentarios, tantos estereotipos, fruto de la ignorancia...”. “Necesitamos
optimismo, confiar en que hay que seguir adelante”.
En el curso del Aula Ortega y Gasset de la UIMP han debatido con
científicos, políticos, jueces, catedráticos, actores y escritores sobre el
sistema educativo del cual proceden y el futuro profesional que les espera. El
79% estudiará áreas relacionadas con ciencias, tecnología y salud. Como el
sevillano Miguel Flores, que quiere ser ingeniero aeroespacial; o Laura Cano,
de Albacete, que ha comenzado Bioquímica y cuyo sueño es encontrar una vacuna
contra el cáncer. Otros nadan a contracorriente y optan por las humanidades.
Entre ellas, la cántabra Olga Santisteban, matriculada en Bellas Artes, e
Isabel Marqués, de Zaragoza, que cursa Filología Inglesa.
En sus conversaciones, todos destacan la importancia del apoyo de sus
padres. Ellos han sido quienes les han motivado, les han concienciado y han
apoyado para conseguir oportunidades de superarse. De hecho, dicen estar
dispuestos a “comerse el mundo”.
¿Qué opina la élite de los jóvenes de España? Diez de ellos responden. Y lo
primero que tienen claro es que no son élite de nada. Ni son tampoco la
generación del botellón. Rehúyen de los estereotipos. “Poner etiquetas nunca es
una buena idea”, dice Nuria Ibas, de Ibiza. Y añade: “Los estereotipos se basan
en la ignorancia”. Pablo Espinosa, de Madrid, aclara que salir de fiesta no es
sinónimo de desperdiciar la vida.
Su primera reivindicación educativa es que exista un solo plan de estudios,
inmune a los cambios políticos, con más apoyo y menos trabas. Aunque algunos no
se conocían, hubo acuerdo generalizado en que el gran problema estriba en el
cambio de leyes, programas y temarios según quien esté en el poder —con la
reforma que prepara actualmente el Ministerio de Educación serían siete leyes
educativas en la democracia—. “Nunca se llega a una estabilidad”, asegura la
valenciana Lluch García. Almudena Sánchez cree que el temario debería ser más
intenso: “Que no sea tan light, especialmente en la ESO”.
.
Con 18 años, Adrián Fernández Gollerizo ha finalizado sus estudios en el
IES Laguna de Joatzel, en Getafe (Madrid). Ha comenzado sus estudios de Física
este septiembre en la Universidad Complutense con una media de 13,5 en
selectividad y quiere especializarse en nanociencia, aunque no descarta hacer
otra carrera, esta vez de letras, como Filosofía y Psicología.
Asegura: “La generación del botellón es la misma que se manifestó en el
15-M, los que están presentando propuestas”.
Practica lomografía (una técnica fotográfica) y estudia varios idiomas,
entre ellos inglés y chino. Pero se considera un chico normal “que ve a los
Simpsons y sale de fiesta”. Además toca el piano en la banda Thursday Rock.
“Es muy importante
conseguir una Europa más unida pero es muy difícil. ¿Cómo pretendemos crear un
superestado si en España no nos ponemos de acuerdo entre comunidades
autónomas?”, se pregunta.
Otra de las quejas es la falta de recursos y la desigualdad según la
comunidad autónoma, algo que se refleja en los datos del último informe PISA de
2009, en el que Andalucía, Baleares o Extremadura están por debajo de Castilla
y León, Madrid o La Rioja y, como explica el murciano Francisco Cárceles, en la
falta de fondos. “En otras partes de Europa, la gente tiene un nivel muy bueno
por las facilidades para hacer prácticas; aquí no se hacen porque no hay
dinero”, dice el joven ganador de la Olimpiada Nacional de Biología. España se
encuentra 12 puntos por debajo de la media en calidad de la enseñanza según el
informe, que evalúa la educación en los 67 países de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
“En épocas de crisis debería fomentarse la educación, la sanidad, la
investigación, que son las columnas en las que se apoya la sociedad. Estamos
haciendo lo contrario, y eso genera mucho malestar”, afirma Adrián Fernández,
de Getafe, Madrid.
Ante cuestiones muy concretas, como el anunciado bachillerato de excelencia
(cursos aparte para los más estudiosos), ¿lo apoyan? La mayoría responde que
no. “Es mejor mantenernos juntos porque así tiramos todos de todos”, dice Nuria
Ribas. No descartan una atención más personalizada, que se les pueda exigir
más, pero no separados. Para Adrián Fernández, la satisfacción de poder ayudar
a sus amigos a aprobar las asignaturas que les han quedado es algo que no
cambiaría por nada.
Tímidamente, Alba Salazar expresa que en parte podría mejorar la situación
porque los que pasan de estudiar retrasan al resto. Pablo Espinosa replica:
“Debería ser más duro entrar al bachillerato, no que nos separen por notas”. Y
Almudena Sánchez, de Extremadura, agrega: “Que haya un temario de excelencia
para todos y un test como el de selectividad para acceder al bachillerato. Si
quieres entrar, demuéstralo”.
.
Del IES Ítaca de Zaragoza, Isabel Marqués López, de 18 años, ha logrado un
13,34 en selectividad, solo a seis décimas de la nota máxima. Estudia Filología
Inglesa y luego buscará complementarla con la hispánica. Ha ganado algunos
premios de traducción del griego y el latín.
Le gusta viajar y también leer (pertenece a un club de lectura Cubit). Es
adalid de los ebooks. “Antes iba a la biblioteca porque no puedo permitirme
comprar libros”. Se confiesa adicta a las revistas de moda, de las que asegura:
“Estoy intentando leerlas menos porque no paras de ver anuncios de ropa que te
venden fantasías. En el fondo vivimos de ilusiones y eso se transmite a través
de la publicidad”.
Reflexiona: “La educación es una cosa para todos. No depende de un partido
ni otro y debería decidirse por consenso”.
“A mí, Julian Assange
me parece valiente. Deberíamos saber mucho más, se nos están ocultando muchas
cosas”.
Ante la posibilidad de que esta medida dificulte el acceso y provoque
desánimo o aumente la tasa de fracaso escolar —que duplica la media europea—,
Almudena contesta: “Quien quiera llegar lo conseguirá porque siempre hay
caminos; si no llegas al cinco puedes hacer un curso formativo e intentarlo de
nuevo”.
También critican la subjetividad de las notas (se dice que por eso la
mayoría de los bachilleres meritorios son de ciencias) y la falta de pasión de
algunos profesores que ingresaron al sistema para tener un empleo fijo. “Hay
que luchar y mucha gente no se lo está currando”, dice Ribas.
Un reclamo, no viable en el panorama actual educativo, es su deseo de
clases más reducidas. Nuria Ribas afirma que es más fácil trabajar y
relacionarte con menos gente. Francisco Cárceles estudió en un aula con 37
compañeros y asegura que era horrible.
¿Y cómo se plantean el porvenir? La crisis no les quita la ilusión, pero
tienen claro que el futuro pasa por marcharse de España, aunque sea unos años.
O indefinidamente. “Si te ofrecen trabajo aquí y en Alemania, pero allí tienen
unos equipos alucinantes y aquí no hay ni aire acondicionado, claro que te
vas”, explica Adrián Fernández. Lluch García comenta que le gustaría irse
fuera, “pero si nos vamos todos, quién va a arreglar España”. Adrián replica:
“Yo me quedaré donde me den las mejores oportunidades para trabajar para la
ciencia”.
¿Qué piensan del 15-M? Lluch, que participó en el movimiento desde sus
inicios, considera positiva la opinión crítica que generó: “Despertó
conciencias. La acampada llamó la atención. A raíz del 15-M hay mucha gente
interesada en la política”. Sin embargo reconoce su degeneración por la falta
de coordinación y la inclusión de grupos con otros intereses. Almudena Sánchez
lo tacha de fracaso porque se quedaron en nada. Nuria Ribas piensa que les
faltó actuar y que alargar la acampada no fue una buena idea: “Las cosas no se
solucionan así. Actuemos, planteemos algo. No ocupemos un lugar público solo
para que nos vean. Ya nos hemos mostrado, ahora hay que actuar”. Isabel
Marqués, de Zaragoza, se anima: “Este año ha sido el año de las mareas verdes,
amarillas, naranjas, de funcionarios por sus derechos, y eso no se había hecho
hasta ahora”.
Lluch García Garay, valenciana de 17 años, estudió en un colegio concertado
de Alzira. Estudia Traducción y no descarta hacer luego periodismo. Es
bailarina de hip-hop desde hace años y pertenece a una escuela de baile donde
da clases y participa en algunas competiciones.
No se considera la élite de los jóvenes: “Conozco gente que sacaban seis o siete
y son superinteligentes. A lo mejor a los que sacan menos nota les va mejor. El
futuro de España no va solo con las calificaciones”.
Es muy crítica contra la telebasura: “Dice mucho de un país que uno de los
programas más vistos sea Sálvame”.
Participó en el 15-M
desde sus inicios y considera que se debe enseñar política a los ciudadanos
desde pequeños porque “es lo que va a dirigir tu vida. Y si la gente supiera de
política habría más diversidad y tendríamos más criterio de qué cosas es
necesario cambiar”.
Nadie está a salvo de sus críticas, ni los partidos políticos ni los medios
de comunicación, a los que consideran politizados y parciales. Reprochan la
manipulación de las informaciones, la falta de transparencia y la telebasura.
“Es muy fuerte que haya más gente interesada en la última novia de Paquirrín y
no sepa qué es la prima de riesgo”, dice indignado Adrián Fernández. Almudena
Sánchez afirma: “Si pudiera cambiar algo sería la mentalidad, que parece de
hace 30 años, la ignorancia, la dejadez que nos invade”. Nuria Ribas no se
considera suficientemente formada para dar una idea de lo que hay que hacer,
pero tiene claro que pasa necesariamente por trabajar.
¿Son el relevo que salvará a España? Se espera mucho de ellos y no
entienden por qué, aunque las buenas notas les abran muchas puertas. “Es muy
absurdo creer que el éxito futuro se refleje solo en las notas; el expediente
depende de muchos factores”, dice Isabel Marqués. Anabel Reyes, de Zaragoza,
alega que no siente presión: “Si luego me cambio de carrera o me va mal, no
pasará nada”. Almudena Sánchez lo tiene más claro: “Me gustaría poder
contribuir a levantar el país, pero eso no lo puedo decir con 18 años”. Y
continúa medio en broma que, si fuera un cerebrito y “tuviera 14 años y dos
carreras, a lo mejor sí”.
¿Tanto como para salvar
a España? No lo saben. Tienen las ganas, la ilusión y las habilidades para
lograr un cambio. Les faltan los medios, los recursos y lo que les depare el
futuro. Anabel Reyes, lo resume: “Hay gente que es mejor que yo y no ha venido
aquí porque tiene menos nota; a lo mejor son ellos los que nos salvan”.
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